Modalidad a distancia
El poder de un silencio compartido que te conecta con tu interior más profundo
En la Sesión de Escucha Profunda Silenciosa no hace falta hablar ni estar en la misma sala. A través de la conexión a distancia, la presencia se hace palpable y el silencio se convierte en un sostén donde todo lo que emerge puede encontrar lugar.
Este encuentro invita a abrirse al sentir y a confiar en la sabiduría interna. Sin palabras y sin contacto, lo no escuchado tiene la posibilidad de expresarse y transformarse en calma, claridad y serenidad interior.
Para quién es
Para personas que buscan un espacio de recogimiento y apertura sin necesidad de palabras ni contacto. También para quienes desean sentirse acompañados en la distancia y sostener un proceso personal desde la calma del silencio compartido.
Qué haremos
Compartiremos un encuentro en silencio, donde la presencia profunda y la quietud se convierten en el sostén de lo que emerge. Daremos espacio a lo no escuchado para que pueda expresarse e integrarse con serenidad.
Cómo lo haremos
Estableceremos una conexión a distancia, sin necesidad de vernos ni hablar. La presencia compartida viaja más allá de la cercanía física y sostiene el proceso de forma natural, confiando en la sabiduría interna de cada persona.
Duración
Cada sesión dura aproximadamente 45–50 minutos. La frecuencia depende de cada proceso: algunas personas encuentran claridad en un encuentro único; otras sienten que necesitan regresar tras un tiempo. La decisión siempre es tuya.
“Aunque no nos veamos ni hablemos, el silencio compartido sostiene tu proceso. A través de esa conexión invisible, lo que emerge puede ser acompañado y recogido con la misma profundidad que en persona.”
“Aunque no nos veamos ni hablemos, el silencio compartido sostiene tu proceso. A través de esa conexión invisible, lo que emerge puede ser acompañado y recogido con la misma profundidad que en persona.”
Respuestas antes de dar el paso
Cada proceso es único, pero hay inquietudes comunes que merece la pena aclarar.
Aquí te comparto algunas de ellas.
Quedamos un día y una hora. Te escribo por WhatsApp para indicar el inicio; desde mi consulta sintonizo contigo y el proceso se despliega en silencio compartido. Al finalizar, te aviso de nuevo por WhatsApp. No usamos pantalla ni llamada durante la sesión.
Elige un lugar cómodo y tranquilo. Puedes tumbarte (como si fuera una camilla) o permitirte moverte si tu proceso lo pide; no es necesario que me veas ni que te vea. Mantén el móvil a mano solo para el aviso de inicio/fin.
Sí, trabajo con la misma presencia y escucha. El proceso se sostiene desde el silencio compartido y puede ser igual de profundo aunque no estemos físicamente en el mismo espacio.
Cuando siento que el proceso ha llegado a un lugar de integración y calma, recojo la atención y te aviso por WhatsApp de que la sesión ha concluido. Después puedes seguir un rato en silencio si lo deseas, hasta que sientas que es el momento de volver a tu actividad. Y si lo deseas, podemos intercambiar brevemente sensaciones por WhatsApp.
No es obligatorio. A veces no hace falta compartir; otras, te apetece hacerlo y me escribes o mandas un audio. También puedo comentarte lo que yo he percibido si lo pides.